La
creación del Centro Blas Pascal tiene una instancia
previa: la concepción de una empresa de sistemas, que
funcionó como tal desde 1978 hasta 1985, con la particularidad
de desarrollar, la mayor parte de las veces, aplicaciones
no convencionales.
Esta
etapa sobrevino como una consecuencia natural: sus fundadores,
al crear una estructura propia, dieron continuidad a su anterior
experiencia profesional, realizada en Grupos de Investigación
y Desarrollo en diversas áreas: ingeniería telefónica,
simulación de alternativas de diseño de aeropuertos
y obras viales, estadística y econometría, producción
de cartografía automática, entre otras.
Antes
de promediar la década del 80, aparece en la actividad
informática el concepto de Centro de Información
en el ámbito de las empresas con sistemas de procesamiento
de datos de gran envergadura, y se produce, por otra parte,
la aceptación mundial de estándares en informática
personal.
En
un principio, la automatización de ciertas tareas de
las oficinas se orientó a la producción de importantes
incrementos de la productividad en grandes estructuras empresarias
y, simultáneamente, se analizaron las tareas desarrolladas
en las PyME y los profesionales independientes, con los mismos
objetivos aunque con metodología y herramientas distintas.
Las
necesidades de capacitación hicieron que los métodos
tradicionales de las áreas de sistemas resultaran totalmente
ineficaces.
La
pregunta que nos hacíamos entonces era:
¿Cómo
hacer que una persona que domina profundamente una especialidad
dentro de un área de conocimiento dada, potencie su
accionar cotidiano utilizando herramientas múltiples
de la era tecnológica?
Por
otra parte, un hecho preponderante llamó poderosamente
nuestra atención:
En los ámbitos educativos, se observaba la invasión de técnicos
en informática que nada sabían de cómo
insertar herramientas tecnológicas en el proceso de
enseñanza-aprendizaje, comenzando para alumnos y maestros
un verdadero "vía crucis" en su intento de
integrar una legión de programadores "amateur".
En
síntesis: por un lado veíamos cómo las
empresas y el Centro de Cómputos mismo variaba su enfoque
hacia la creación de una nueva figura: EL USUARIO FINAL
ESPECIALISTA NO INFORMATICO y, por otro lado, en las instituciones
educativas se recorría exactamente el camino inverso.
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